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Para muchas empresas familiares, mantener la prosperidad a largo plazo depende de qué tan bien planifiquen las transferencias de los activos comerciales y el patrimonio familiar de una generación a la siguiente. Más allá de las preocupaciones emocionales que implican estas transferencias, entran en juego cuestiones de diversa índole como las fiscales y legales, entre otras. Hoy en día, estos problemas se han multiplicado por los efectos de la pandemia, las tensiones geopolíticas, la disrupción tecnológica y la posibilidad de una recesión global. Teniendo en cuenta el peso que estas empresas tienen tanto para la economía global como las domésticas, y que sus activos se encuentran cada vez más globalizados y diversificados geográficamente; resulta imperativo que sus propietarios consideren las implicancias fiscales, así como los factores comerciales y personales que entran en juego al planificar la transferencia de una empresa familiar a la siguiente generación.